Cuando le preguntaron a David Lynch qué pensaba de que las personas dicen no entender su cinematografía, él dio esta belleza de respuesta, que en mucho me recuerda (aunque en otro contexto) al acto de leer poesía:
viernes, 17 de enero de 2025
Rest in Power, David Lynch
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miércoles, 19 de julio de 2023
Orcas asesinas y el submarino Titan.
"Quiero una muerte tonta,
de esas que nadie se explica"
-Los Punsetes.
Mientras las redes sociales explotaban con noticias, especulaciones y memes sobre lo que pudiera haberle sucedido al submarino Titan, el sumergible había ya implosionado el 18 de junio de 2023. Con veintidós pies de longitud, era del mismo tamaño que una ballena orca adulta.
Después, alguna noticia fatalista anunció: "se ha acabado el oxígeno en el Titan, sus pasajeros están oficialmente muertos". Una película de espanto, de esas donde se lucha por la vida a costa de quien sea o lo que sea. ¿Pero qué podían hacer esos cinco pobres millonarios, encerrados con tornillos en una cápsula en medio de la vastedad del mar?
Más tarde, al ver el show en el cual dos magníficas orcas hacían malabares en un tanque de apenas unas veinte veces su tamaño, algo más profundo se movió en mí. Me entraron unas ganas incontrolables de llorar. "Ésta es Takara, de treinta y dos años", dijo la entrenadora, señalando a una de ellas. Casi mi edad. "Éste es Tuar, quien nació aquí en SeaWorld hace veinticuatro años". Yo derramaba lágrimas que me limpiaba pronto para que mi hija no las viera. "Veinticuatro años siendo un esclavo", pensé. Recordé la noticia de las orcas salvajes que, apenas hacía unos meses, había dado la vuelta al mundo, pues atacaron y hundieron tres yates en Gibraltar: yates de gente rica como las cinco víctimas del Titan, o como la mayoría de los ahogados en el Titanic en 1912, o como los dueños de SeaWorld. Pensé en Shamu, la orca actriz que en el filme Liberen a Willy de 1992 me había otorgado una consciencia medioambientalista siendo yo apenas una niña, fue entonces cuando entendí que los animales en parques acuáticos no eran más que prisioneros del capitalismo circense.
Shamu se me presentaba ahora en las figuras de Takara y Tuar, las dos ballenas malabaristas que, como Willy, esa noche nos pedían ayuda con sus imponentes presencias. Pensé en el tráfico humano. En la prostitución infantil. En la esclavitud moderna. En los migrantes que perecen cada año tratando de llegar a un país con mejores oportunidades. Volví a Tuar, a Takara, percibí el síndrome de estocolmo que presentaban ante sus entrenadores. Sentí su sufrir. Las escuché decirme, en un lenguaje del corazón, que hiciera algo por ellas.Posted by Erika Said 0 opiniones
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miércoles, 22 de febrero de 2023
Crónica póstuma de un taller con Cristina Rivera Garza en la Universidad de Houston
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lunes, 25 de noviembre de 2019
Pesadilla No. 4
Pesadilla No. 4
que somos
sin vergüenzas ni culpas
aisladas acorraladas
de que se descubra el secreto
somos
y todo es angustia y es desconsuelo
fiestas depres
como el de anoche
en la oscuridad nos aferrábamos
al instante
de los ojos ajenos
como el momento
me preparan
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Labels: Erika Said, poesía
viernes, 25 de octubre de 2019
Entrevista: el enfoque de Amparo Hurtado.
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jueves, 24 de mayo de 2018
martes, 15 de mayo de 2018
Maestros, maestros por todas partes.
Al principio me mostré recelosa de mi privacidad, pero ella se portó buena onda, preguntó de dónde había copiado los poemas, le respondí que yo los había escrito y entonces opinó que escribía muy bien para una chica de mi edad. Más tarde en el año me comentó: "Erika, cuando publiques un libro no te olvides de mí, házmelo llegar que me encantará leerte", también me regaló pases para ver a Carlos Fuentes en el Festival Letras en el Golfo. Ese fue mi primer contacto real con la literatura, la primera vez que alguien ponía en mi cabeza la idea de dedicarme a ella, además de mostrarme que los escritores existían como personas comunes de carne y hueso; no me pareció difícil entonces decir "quiero ser escritora".
Así que quiero tomar un momento para agradacerles a mis maestros, gracias a quienes soy la profesionista que soy. Creo que los puedo contar como amigos y tienen un lugar especial en mi corazón. De la prepa: Gabriela Brito, Román René Orozco y el padre Pepe Mendez Alcaraz. De la licenciatura: Vladimir Guerrero, Monica Torres Torija, José Antonio García Pérez, Humberto Payan, Alma Trejo y Reina Armendáriz. De la maestría: Santiago Daydi-Tolson, Melissa Wallace, Francisco Marcos-Marín, Marlgorzata Ollewskewicz-Peralba, Jack Himelblau. Maestros de taller: Julián Herbert, Gerardo Segura, Eduardo Antonio Parra, Amélie Olaiz y Cristina Rivera Garza. Eso sin contar a los profesores que me han transmitido conocimientos a través de sus libros pero que no he conocido en persona. Pero sobretodo quiero reconocer a los más importantes, mis maestros de vida, los profesores no académicos que me enseñan lecciones existenciales todo el tiempo con el simple hecho de compartir conmigo su vida, entre ellos se cuentan todos mis amigos y familiares.
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Labels: Sueño
sábado, 31 de marzo de 2018
Una vez tuve un encuentro con mi alma gemela (poema)
algo me jaló hacia ella
un magnetismo descomunal
se sabe que las almas no tienen género
para el caso:
con cromosoma Y
que se hizo un feto
que se hizo un bebé
que se hizo púber
que se hizo adolescente
que se hizo adulto
que se hizo mi amante
cuando un magnetismo
descomunal, lo jaló hacia mí
no había sentido eso con nadie, nunca
no lo he vuelto a sentir nunca, de nuevo
de mirarme en él como en un espejo
y verme desde el sexo opuesto vistiendo
la ropa que yo usaría si fuera hombre
oír las palabras salir de su boca
en el mismo orden que saldrían de la mía
(del punk al metal y del progre al post-rock)
estábamos ganchados
al alcohol y a las pastillas
leíamos los mismos autores, suicidas y atormentados
amábamos las mismas películas extranjeras
lo que no fuéramos nosotros
con nosotros dos bastaba para poseer el mundo
we owned it, lo odiábamos
nos odiábamos de tanto parecernos
(porque esa era mi alma gemela
pero dos gemelos idénticos no pueden ser amantes
hay algo incestuoso, repelente en sus vibraciones
la misma fuerza magnética que los atrae luego los separa)
el goce desquiciado acabó por arder
en llamas hasta consumirse
y ahí quedaron mis roces
humanos con mi alma gemela
que hoy vive en Manhattan y se echa
un porro cada noche
besa a muchachas amargas que conoce en galerías de arte
muchachas con novios y esposos
muchachas imposibles y trágicas
de quienes nunca ha escrito nada
porque su vida ahora es triste
a pesar de tener todo lo que siempre quiso
supe que publicó un poemario dedicado
a mí, la Bruja del Este (así decía la primera página:
“Para la Bruja del Este”)
sé que es para mí precisamente porque soy bruja
lo del este no indica nada, pues debe tener
varias mujeres en el este
y en el norte y el sur y el oeste y el poniente
es tan triste como la suya en Manhattan
y a él le he dedicado un hijo
un hijo que tuve con otro hombre
opuesto a él, opuesto a mí
un hombre desechable que hoy no está
pues yo preferí quedarme sola
con el hijo
que se parece a ella, a mi alma gemela
(o a él, para que entiendan, como ya he explicado
… sí, sí, lo de la Nueva Era)
y al fin creo que es suyo, energéticamente
o quizá sea nuestra alma gemela
y seamos almas trillizas o cuatrillizas
y por aquí ande uno más de nosotros
o quizá ése haya nacido en otro planeta
o aún no haya nacido
y lo estoy, pero no me cabe duda
que una vez tuve un encuentro con mi alma gemela
engendramos risas e ideas
engendramos un hijo, energéticamente
que tiene rasgos suyos y gestos míos
que tiene nuestra mente de locomotora
desvielada y oye música rara y desoladora
and he’s into Tarkovsky
y se ha enamorado de un alma
que encarnó con cromosoma X
tan sólo son “almas afines”
no que nosotros somos “almas gemelas”
destinadas al distanciamiento
a encontrármela, a mi alma gemela
y volveremos a pasar por lo mismo
una y otra vez, como Paolo y Francesca
hasta que hayamos aprendido la lección terrenal
de que aquí todo se pudre y nada permanece
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domingo, 11 de febrero de 2018
Rumbo al Congreso de Literatura Mexicana Contemporánea
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lunes, 5 de febrero de 2018
Sueño que sueño que te sueño cuando nos sueño
Pero te decía del frío, el frío que es tuyo, tuyo conmigo y con la gente que amo de allá. Mío con las calles que llevaban a la uni mientras me protegía en la calefacción de mi auto, mía con la alcoba de adobe y un calentoncito eléctrico enrojeciéndome las mejillas (calentón, sí, así aprendí a decirle entonces al aparatejo ése que yo solía llamar calentador), mi alcoba donde nunca estuviste, como no has estado en ninguna de mis alcobas. Quizá por eso te sigo soñando en fiestas y lugares públicos u hoteles y habitaciones imaginarias, nunca en tu habitación o en la mía.
Ahora sólo falta que un milagro te haga cruzar fronteras, “cortar a través del cielo” -cómo me gusta citar a Slowdive-, y meterte en mi alcoba, en lo íntimo, más sagrado de mí. Pocas veces visité tu habitación en casa de tu madre, pero al menos tuve el privilegio mientras tomábamos mate por primera vez. Tuvimos muchas primeras veces juntos, ¿o lo soñé? Hablábamos de Cortázar o Borges, ejecutábamos cada acción con pretensión torpe y calculada, honrando sin querer lo jóvenes que éramos. Tan pretenciosos, tan jóvenes pero aún tan lentos, desatinados, siempre la estábamos cagando. La verdad es que aún la cagamos, pero sucede que ya no nos tomamos la vida en serio, ¿cuánto más nos hubiéramos disfrutado si antes hubiéramos sido como ahora? No perderíamos un minuto, una sola oportunidad. Venceríamos el miedo y el cansancio. Sobre todo el miedo, ese tren de paso que nos trajo hasta donde estamos: ningún lado. Supongo teníamos todo por perder y nuestro amor no ofrecía mucho que ganar. ¿Será? ¿Será que no sabíamos cuán inagotables íbamos a ser el uno para el otro? Me gusta mejor creer que sí lo sabíamos y que tomamos esta decisión más o menos conscientes porque nos gustan los retos y porque, como a Leonard, ”we never liked it fast, we've always liked it slow”.
Es muy pinche tarde para todo. Estamos cansados de siempre tener que despertar cuando lo mejor en el sueño está por acontecer. Y aquí es cuando despierto: ocho de la mañana, no sé si todos estos años he estado dormida o si fuiste carne alguna vez; si yo misma, la que despierto, soy un sueño que tú has construido o si existo, si hay una mujer detrás de estas letras que se escriben un día helado pero atemporal, bien podría ser enero o podría ser agosto, en los sueños las estaciones aparecen borrosas. Una lluvia nos mira cruzar la Avenida Universidad rumbo al Cinépolis con una botella de tinto escondida bajo el abrigo y, luego, empieza otro sueño de nuestro soñador incierto, nuestro fucked up Dios, que odia vernos juntos.
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martes, 30 de enero de 2018
Festival Internacional de Poesía Latinoamericana
Norberto Flores, Erika Said, Gaby Rico, Rossy E. Lima y Gerald Padilla. |
Con la doctora Cristina Rivera Garza |
La fotógrafa Verónica Cárdenas, vieja amiga mía. |
Shantal Olvera, Andrea Flores, Anakaren Dávila, Erika Said y Norberto Flores |
Sólo dos noches nos fuimos de rumba: la vez de la Havana y la primera noche, a un bar alternativo llamado Yerbería Cultura a donde me llevé a los de Monterrey. En general pude sentirme cercana a casi todos los poetas con los que logré entablar conversación. Por lo demás, acabábamos agotados cada noche. Como cierre hubo una elegante cena de honor con más de diez postres diferentes, manteles largos y vino, ahí platiqué con Cristina -a quien ya conocía de talleres y congresos-, me despedí de Jorge e ideé proyectos con Samir Delgado.
Meses antes de este festival yo había perdido un poco la fe en mi consagración a la literatura, había decidido dejarla por la paz y empezar a explorar otros rubros, como el de la psicología o el de la fotografía. Pero tras este encuentro me inyecté de una energía nueva que es la que me ha mantenido trabajando en lo que va del 2018, cuando apenas logro ajustarme, poco a poco, a la vida sin mi madre. Estoy, pues, sembrando semillas, regándolas de cierta forma con la energía que me dio este encuentro entre colegas; ahora sólo espero algún día mis semillas den frutos ...y volvérmelos a topar.
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