Hoy cumplí 8 años casada, más 9 que ya teníamos de novios cuando nos casamos, eso suma 17 años con Kenton. Más de la mitad de nuestras vidas. No ha sido fácil, pero aquí estamos, sí, nos reímos todos los días, platicamos, nuestra personalidad es parecida, pero también tenemos desacuerdos y a veces somos hostiles uno con el otro. En general la pasamos bien,, nos preocupamos el uno por el otro y disfrutamos constantemente de la compañía mutua, así que lo celebro recordando el día en que lo conocí en una tocada de una preparatoria, que no era ni su escuela ni la mía, pero donde nos encontramos porque supongo que así estaba escrito que debía ser.
ETERNO RETORNO
La primera vez que nos enamoramos
éramos jóvenes e infinitos
escondías tu cuerpo mínimo
dentro de ropa holgada y oscura
una guitarra eléctrica entre las manos
el cabello te cubría el rostro
pero no necesitaste ojos aquella primera vez
yo te sentí en las notas de la Ibanez de siete cuerdas
la forma en que los sonidos emergían de tus dedos
tú también detectaste mi amor
a metros del escenario
amor, ese era
el destino de nuestras vidas
luego vinieron más veces
otras formas de enamorarnos
cabello corto y torso amplio
caminabas dando saltitos
carnero distinguiéndote de entre el rebaño
y yo que siempre fui objeto de deseos
conservé una preferencia por ti
igual que la música nos prefirió juntos
cuando me fui a vivir lejos
la música nos enchufó a kilómetros
en la distancia
fui altavoz y tú guitarra
no sabíamos lo que hacíamos pero nos entregamos
a este destino porque éramos más jóvenes y más infinitos
de lo que nunca volveremos a ser
hoy sabemos que la juventud
se nos escapa gota a gota
abandona la vida, la deja
como canción en una estación de radio
que ya nadie sintoniza
pero mientras la vida es nada
el amor, corazón, lo es todo
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