Sirvan estas comedias como piezas de arte inspiradoras, con el fin de hacer ver a las lectoras que nuestras crisis no son porque estemos locas, sino porque somos humanas, que la incertidumbre, la histeria y la confusión pasarán, como todo pasa.
11. Little Sister (Estados Unidos, 2016, la encuentras en Netflix): Colleen, ex-gótica de unos 21 años, se encuentra en el noviciado para convertirse en monja. Debe volver a su ciudad de origen y lidiar con problemas familiares que incluyen a una madre que fue suicida -ahora adicta a las drogas recreacionales-, un papá con infantilismo y un hermano a quien acaban de dar de alta del hospital donde convaleció por meses tras haber sido víctima de un bombazo en la guerra de Iraq, mientras servía a las fuerzas navales norteamericanas. Entre referencias políticas en donde la campaña de Obama es protagonista (retratando ese Estados Unidos asqueado de lo mismo, en incertidumbre por un cambio), la peli se desarrolla cuando Colleen (Addison Timlin) retoma su estética gótica con el fin de elevar el ánimo de su hermano Jacob (Keith Poulson), deformado por las quemaduras y con la autoestima por los suelos. Ser góticos era algo que compartían cuando estaban en la escuela y, a la distancia de los años, el espectador comprende por qué en el pasado este par había adquirido, por decisión propia, esa estética de "monstruos", mientras que ahora Jacob no tiene otra opción salvo ser uno. Al regresar a su era gótica Colleen intenta recordarle a Jacob cuán acostumbrados estaban a ser "los raritos", a lidiar con el mundo desde la perspectiva de la otredad (y en un plano simbólico ellos representan a los demócratas que, en la vida real, votaron por Obama: grupos minoritarios, oprimidos, marginales). Así pues, en la peli, el pasado se aborda desde la perspectiva fresca y objetiva del presente: mientras los adultos aparecen completamente cambiados (por pertenecer a otra generación y a otra época política, y vaya, vivir otra etapa de sus vidas), los jóvenes siguen exactamente igual que cuando adolescentes, excepto por Colleen y Jacob, cuyas experiencias de vida dolorosas los han obligado a madurar.
10. Tiny Furniture (Estados Unidos, 2010, la encuentras en Netflix): Parecida a Adult World, esta peli trata de una chica que se encuentra en el limbo entre salir de la universidad y entrar en el mundo laboral, en ese espacio en el que no tienes nada qué hacer ni idea de lo que harás: has dejado tu vida (si alguna vez tuviste una) en la ciudad donde estudiaste y vuelves a casa para encontrar que no encajas en ninguna parte porque, para empezar, por eso te largaste de ahí a la primera oportunidad que tuviste, aunque en la uni tampoco corriste con suerte y te cuestionas si alguna vez las cosas han ido bien para ti. A diferencia de las protagonistas de los filmes anteriores, quienes al menos se regocijan en su miseria y terminan siendo heroínas, la protagonista de Tiny Furniture, Aura (Lena Dunham, también autora del guión y directora de la peli) es otro tipo de "perdedora", yo diría que una real: no tiene una pasión o un interés específico, posee nula inteligencia social y emocional, pero al menos sabe que merece algo mejor y hace múltiples intentos, aunque fallidos, por conseguirlo. Incluso el espectador llega a sentir vergüenza ajena con sus hazañas. Es así como la película resulta catártica: al hacernos pensar que, no importa cuán mal vaya nuestra vida, siempre habrá a quienes les va peor. No importa cuán perdedora te sientas, siempre habrá gente que es perdedora y ni siquiera lo sabe. Aura está rodeada de personas aparentemente exitosas, quienes la hacen ver aún más estúpida, pues tienen un propósito de vida y se aferran a él, aunque en el fondo todos sean igual de losers que ella. Es aquí donde el filme te hace cuestionar: ¿hay quién sea verdaderamente "ganador" o la vida se trata de ese lapso interminable en el que uno hace el esfuerzo por no estar tan mal, y ya?
8. Wild (Estados Unidos, 2014, la encuentras en Youtube): Cheryl (Reese Whiterspoon) es una chica cuya vida había sido común: familia no funcional, madre que trabajaba como maestra, un solo novio y un empleo de mesera mientras asistía a la Universidad de California en Berkeley (de las mejores del país, lo que da la impresión de que la chava tuvo ambiciones alguna vez). Con apenas 22 años y un montón de deudas estudiantiles, sobrelleva la muerte por cáncer de su madre. A partir de entonces se entrega a una vida de excesos que destruye su matrimonio y la hace sentir como mierda excepto en los ratos que tiene sexo o se droga, actividades sobre las cuales orbita su existencia. En este escenario llega a los 26 años, cuando comienza la película: decide dejarlo todo y embarcarse en un recorrido a pie que cruza las áreas silvestres de los estados California, Oregon y Washington. Debe luchar por su supervivencia y experimentar la vida en el descampado, pernoctando en su casa de campaña, con libros y una lámpara como únicos compañeros. Debe tocar fondo, aprender a valorar cosas básicas como un baño o una cama. En el viaje vivirá aventuras, pero lo importante es que irá dejando atrás el peso de su pasado, reflejado en recuerdos fragmentarios y simbolizado con la gran mochila de acampar que carga y la cual, a medida que avanza, se va haciendo más ligera.
9. Frances Ha (Estados Unidos, 2012, la encuentras en Netflix): Frances aspira a ser una gran bailarina. Se graduó de Artes con especialización en Danza y ahora, a sus 27 años, se encuentra tocando puertas para tratar de hacer una carrera a partir de su pasión. Recordemos que estudiar una carrera no significa tener una carrera: es algo que se construye poco a poco, con perseverancia y efusión, dos cualidades que Frances posee. A pesar de que Frances (Greta Gerwig, pareja sentimental del director de la movie, Noah Baumbach) es un poco como Aura de Tiny Furniture (se desenvuelve mal en la sociedad, es inmadura, caprichosa, impulsiva y en veces torpe), Frances tiene un propósito y no está dispuesta a darse por vencida tan fácil. También es uncool como Aura, no es chida. Rodeada de yuppies egocéntricos y aspirantes a artistas, debe sobrevivir en ese mundo competitivo con poco dinero y trabajos mal remunerados (dando clases de ballet a niñas pequeñas o de mesera en su ex-universidad). Como ella, fuimos muchas a los veintitantos años: adultas que siguen comportándose como niñas, persiguiendo un propósito sin saber bien cómo alcanzarlo. Esta peli nos enseña que los malos ratos pasan y que, tarde o temprano, habremos de madurar. ¿Alcanzaremos o no nuestros sueños? Puede que eso deje de importarnos después de pasar los veintitantos.
7. Before Sunset (Estados Unidos, 2004): La segunda parte de una trilogía romántica en la que una pareja de distintos países se encuentra y se enamora en Europa. En el primer filme, de 1995, titulado Before Sunrise (Antes del Amanecer), una pareja de jóvenes veinteañeros formada por Jesse (Ethan Hawke) de Estados Unidos y Céline (Julie Depy) de Francia se conoce en un tren. Juntos recorren, durante una noche, las calles de Viena, pues ambos deben continuar al día siguiente rumbo a diferentes zonas geográficas. Su recorrido incluye inocentes aventuras y pláticas filosóficas sobre preocupaciones propias de los veinte años. Se enamoran y prometen volverse a encontrar un año después, sin intercambiar números telefónicos. La película que habría que ver durante la crisis-de-los-treinta es la secuela, Before Sunset, que al español se traduce Antes del atardecer. Aquí Jess viaja a Francia a presentar su libro pues, después de todos esos años se ha convertido en escritor. Durante su visita se reencuentra inesperadamente con Céline, quien asiste a la librería donde él dará autógrafos. El espectador descubre que no se vieron un año después de su encuentro en Viena como lo habían prometido. En esta segunda película, Jesse debe tomar un avión justo al atardecer, por ello, se apresuran en ponerse al día contándose todo lo que ha sucedido en aquellos años, es así como la conversación -naturalmente filosófica entre ellos- discurre sobre inquietudes de treintones: las responsabilidades, el matrimonio o la soltería, la profesión, el trabajo, el desencanto, los cambios en el cuerpo y, por supuesto, el amor. La posición de Céline ante la vida es por el momento desesperanzada: tras haber sido (y seguir siendo) una idealista,ahira tiene que enfrentarse a la crudeza de la realidad. Escucharla resulta familiar para cualquier joven adulta de temperamento sensible.