"Vato" es un término que ha llamado mi atención desde hace tiempo, ya que lo utilizo en algunas de mis narraciones por replicar el lenguaje coloquial (iba a agregar "del norte de México", pero la verdad es que su uso se ha extendido a la capital del país y supongo que en otras ciudades urbanizadas del centro y sur también se utiliza).
La mayoría de mis amigos son norteños como yo. Aproveché este hecho para hacer, hace algunos años, un sondeo en mis redes sociales sobre cómo piensan ellos que se escribe la palabra, "bato" con "b" o "vato" con "v". La disputa quedó muy reñida, casi en 50/50.
Yo di mi voto a la "v", ya que si uno transita por las calles urbanas del país, encontrará en muchas paredes, escrita con graffiti, la insignia de los vatos locos, pandilla que en muchas ciudades ya ni siquiera funciona como pandilla, sino simplemente como un nombre que grupos aislados de adolescentes adoptan para denominarse y que, al pasar la pubertad olvidan. Pero el graffiti queda grabado muchos años después de que estos chicos crecen y siguen sus vidas. Lo que ha permitido la supervivencia del término.
En donde sí existen con fuerza estas pandillas es en las zonas marginales de los Estados Unidos e incluso de Canadá y algunas ciudades de Europa, siendo originaria de Florida. En estas zonas la agrupación sí cuenta con los elementos propios de un "gang": sentido de hermandad entre sus miembros, rivalidad con otras pandillas, y hasta la elección de una señal con los dedos que gráficamente muestra una "V" y una "L".
En cuanto al término "vato", el Wikicionario lo inscribe también con "v", añadiendo que proviene del caló mexicano. El caló es entendido como una serie de sistemas que "los grupos delincuenciales de México han creado para identificarse, conocerse y comunicarse con facilidad. Para este fin, crearon una jerga lingüística derivada del español, con aportes de varias lenguas e interpretaciones particulares de palabras. Este sistema es utilizado para comunicarse y mantener lejos de su grupo a personas ajenas o indeseables, por ejemplo a miembros de la policía.”
Por otro lado, he visto la palabra "bato" (con "b") en algunas piezas de la literatura mexicana contemporánea que reproducen el habla callejero. Un ejemplo es el libro Cocaína, manual de usuario del narrador Julián Herbert. En una referencia más arcaica, la palabra"bato" aparece en la Biblia para denominar una medida de volumen que calcula los líquidos (como nuestro actual "litro"). También forma parte de la mitología griega, siendo mencionado "Bato" por el autor latino Ovidio como 1) un personaje tartamudo y como 2) un viejo pastor. Por último, existieron varios emperadores con ese nombre, como Bato I de Ciernes y su sucesor Bato II de Ciernes.
Tras leer a Herbert y a Yuri Herrera, y ver validado el término por fuentes históricas, hubo un rato en que yo empecé a escribir "bato", confiando en la sabiduría de los escritores jóvenes de nuestro país. Pero finalmente volví a la "v" y corregí todos mis textos en los que previamente había cambiado la "v" por la "b", para volver al uso de "vato", ya que me parece que así como se utiliza en la calle es como debe llegar a la Academia y no viceversa, siguiendo preceptos como el de Raúl Ávila, quien en La Lengua y los Hablantes asegura que un lenguaje es creado por los usuarios de esa lengua, y es mediante el uso y la transmisión de las palabras que éstas perviven a lo largo del tiempo, más allá de si están inscritas en algún archivo oficial de resguardo lingüístico, como en español vendría siendo el Diccionario de la Real Academia Española.
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