viernes, 22 de enero de 2010

El cocinero, el ladrón, su esposa y su amante.

Tuve la oportunidad de ver esta película cuando pasé mi semestre en la UNAM. Me la mostró la artista colombiana Camila Assad (que de paso fue mi mejor amiga en Chilangolandia). Años después, con un criterio más maduro, o simplemente "distinto" al de mis veinte años, vuelvo a ver el filme y descubro que me hallo frente a una obra de arte mayor, se convierte entonces, en una de mis favoritas:

Una combinación de artes visuales (teatro, pintura, arquitectura, diseño) con las bellas letras que incluyen un gran guión (escrito por su director, Peter Greenaway) y una serie de alegorías que me recordaron a la Divina Comedia.

Cuatro escenarios: El estacionamiento y el exterior representan al mundo terrenal y se ven de color azul. La cocina es el purgatorio y la vemos color verdoso. El interior del restaurante, que aparece en color rojo sería el infierno. Y el baño, refugio de los amantes, donde todo es color blanco, vendría siendo el paraíso. Albert Spica gobierna el infierno (o el restaurante): jefe de una banda de matones, el ladrón, tirano, dictador, Satanás. El único personaje capaz de poner a Spica en su lugar es el cocinero, quien vendría siendo Dios. La esposa del tirano, Georgina, podría representar a la Beatriz de Dante. ¿Y quién creen que sería Dante? Pues Michael, el amante de Georgina, también amante de los libros, culto y amoroso.

Los temas recurrentes son la comida, la violencia y el sexo. El guión está plagado de ironía, de humor negro, y esto, a simple vista, junto con lo grotesco y lo erótico, se contempla en una película que confronta todas las artes, pues más allá del valor alegórico literario, el filme es como una ópera con orquesta y a veces canto. Al final se cierra el telón, como reafirmando la sensación de que se está en el teatro viendo una obra. El diseño de escenarios es como ver arquitectura sombría y a su vez minimalista; también como ver una serie de pinturas bizarras. Y el vestuario, una fantasía que estuvo a cargo de nada menos que el diseñador de modas Jean-Paul Gaultier (ya decía yo que había algo demasiado "fashion").

No apta para cualquier tipo de espectador, hay que tener una mente abierta, capacidad de abstracción y... bueno, no ver el final mientras se come un pollo rostizado.

1 opiniones:

macarena dijo...

saludos princesa, donde conseguire la movie... saludos a su esposo, ja xD...

 
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