martes, 10 de febrero de 2009

Mi discurso de graduación.

Para mis compañeros de Letras Españolas
generación 2004-2008
Cuando me vi ante la tesitura de escribir éste discurso, pensé en el orgullo que para mí implica el que me tocara hablar en nombre de mis compañeros, pues en el grupo soy la única de fuera del Estado de Chihuahua, la que viene de otras costumbres, otro estilo de vida, otro clima…

Así que la primera impresión que tuve de la ciudad y de los chihuahuenses, me la llevé en la Facultad de Filosofía y Letras, a la que yo llegué limpia de prejuicios, no como muchos de ustedes estaban acostumbrados a escuchar "que está llena de hippies que se fuman el pasto"; para mí fue como al niño se le deja en su primer día de escuela, en la entrada, sin tener idea de lo que hay detrás. Al cruzar las puertas me fui encontrando con personas amables, acogedoras, desinteresadas, gente llena de sueños, de creatividad, de planes para cambiar al mundo. Y entendí que aquí estaba mi lugar, que esos pasillos eran mi casa; los profesores y mis compañeros eran mi familia y Chihuahua ha sido desde entonces mi ciudad.

Por eso me impresionó que mi alma mater me haya elegido, que se me haya adoptado como chihuahuense hasta el punto en que hoy me encuentro aquí, encargada de darle aliento a mis colegas en el día más especial de nuestra formación como estudiantes. Hoy que nos damos cuenta de que el tiempo corre rápido, no como cuando éramos más jóvenes, hoy nuestros sueños nos alcanzan, porque nosotros no alcanzamos a nuestros sueños, es al revés, nuestro esfuerzo y trabajo nos va regalando por sí solo todas las cosas que siempre quisimos y por las que luchamos.

Así, cuando recién entramos a la facultad, después de habernos colado por el filtro del examen de admisión, los “elegidos” nos vimos por primera vez en aquél día de agosto del 2004, y tras la broma de novatada en la que todos creímos que nos quedaríamos sin celular, fuimos intuyendo quién iba a ser el vocero del grupo, quién la seriecita, quién la ñoña, quiénes los graciosos… Aunque de alguna forma teníamos mucho en común: todos habíamos sido "especiales" en los lugares de los que veníamos, "especiales" por no decir "raros", que nos encontramos en Letras bajo personalidades, tendencias y estilos de vida muy diferentes, pero con intereses similares, con un gusto desorbitado por la lectura, hasta con ideas sociales medio extravagantes, con el espíritu artista y el alma bohemia. De eso surgió el cariño y la solidaridad que nos formó como un grupo homogéneo.

Hace cinco años, unos más, otros menos, éramos todavía adolescentes con aspiraciones que caían en el idealismo, muchos queríamos ser escritores; otros, como Marce, querían ser críticos literarios; algunos llegaron con la auto consigna de hacerse los mejores maestros o querían ser periodistas prestigiados; pero la mayoría habían entrado a Letras porque no sabían ni lo que querían. Y ahora les pregunto, compañeros, ¿recuerdan la teoría de la tabula rasa que vimos con el Dr. Santoyo? Pues nosotros al entrar a la facultad éramos eso, una tablilla sin escrito, una hoja en blanco que se fue llenando conforme analizábamos la Ilíada y repasábamos el alfabeto griego, aprendíamos sobre los romanos, sobre la historia de España; cuando vimos como de rayo todos los movimientos literarios con el maestro Macín, luego sufrimos descifrando el español medieval, aprendimos a redactar y muchos de nosotros supimos que se dice “camuflado” y no “camuflajeado”; nos familiarizamos con nombres extraños como Wellen y Warren, Beristáin, Tomashevski, Saussure, repasamos lo que tanto habíamos visto en la secundaria sobre el sujeto, el predicado, el verbo y aprendimos a admirar la literatura desde su más remota expresión hasta las chiflazones de los vanguardistas, para poder comprender la de nuestros días.

Así que esa tablilla en blanco hoy es un libro entero, quizá aún no tan grueso como El Quijote, pero invaluable porque contiene, no sólo el conocimiento que adquirimos en las clases, sino las experiencias extra muro que el estar en Letras Españolas fuimos acumulando: las noches sin dormir por pasarla leyendo, las caminatas hacia la cafetería de Don Meny, las tardes en el patio tomando café, los pasteles cada que alguien cumplía años, el baby shower de Karla, el de Christian, la despedida de soltera de Yuriko, las horas libres en casa de Buba, los convivios en casa de nuestros compañeros cuando Héctor decía que no comíamos por comprar libros; la fiesta de novatada, las posadas, las muestras gastronómicas, el bar San Juan que todos pisamos alguna vez. ¿Y cómo olvidar a la "reina" de nuestra generación?… Viajamos juntos a congresos en el El Paso, Hermosillo, Puebla, a la Feria del Libro en Guadalajara, y el servicio social con el que muchos pudimos conocer las leyendas de Chihuahua y probar las paletas de Santa Bárbara, las noches de lectura improvisada con el profe Toño, los repetidos paseos a la fotocopiadora, los trabajos en equipo, las clases de los sábados con la maestra Vicky, el juntarnos a estudiar en la biblioteca o cuando comparábamos de cuántas cuartillas nos habían salido los ensayos del profe Vladimir, los comentarios simplones de Alejandro -mejor apodado Shófocles-, el estrés que nos producía la maestra Mónica con sus maratones, revistas y semblanzas, las exposiciones sin lágrimas y con lágrimas, la solidaridad para reclamar salón, el cambio de un examen o la forma de evaluar. Porque fuimos una generación berrinchuda, y eso lejos de ser un defecto, creo que indica una aptitud para la lucha, para alcanzar nuestras ambiciones a costa de perseverancia, siendo así, como proponía el Master Payán: "los futuros pensadores capaces de transformar a la sociedad por medio de la literatura y su análisis".

Así que espero, compañeros, que se sientan hoy como todo lo que en aquél primer día de clases deseaban ser, porque el futuro nos pisó los talones y de repente ya no somos los adolescentes, casi niños de primer semestre. Pasamos por todo un proceso evolutivo, cometimos errores y aprendimos de ellos, nos hicimos más críticos, muchos hasta cambiamos de look, experimentamos nuevas amistades, forjamos relaciones estables, comprendimos que se debe estudiar por gusto y no por responsabilidad, supimos que hay que estar siempre concientes de nuestros actos y sus consecuencias, para mejor "actuar consecuentemente".

Y en fin, aprendimos como universitarios, gracias a las oportunidades que la UACh nos brindó, pero sobre todo debido a los deslices y aciertos que tuvimos a lo largo de estos años, pues recuerden que lo que hemos vivido, bueno o malo, nos hace quienes somos ahora. Así que no miren atrás, ni traten de ver muy lejos hacia adelante, vivan su presente con la más plena conciencia, disfruten las cosas simples: el atardecer, el calor de las cobijas en el invierno, su canción preferida en la radio o la compañía de sus seres queridos, disfruten el viaje y no el destino, porque al disfrutar el viaje, el destino termina siendo lo de menos. Así cada vez que miren su diploma colgado en la pared como un trofeo, recuerden humildemente que aún somos estudiantes de las cátedras que nos da la vida.

Mi consejo para ustedes, Licenciados en Letras Españolas, es que sigan haciendo lo que aman, acuérdense que de entre los compañeros que se quedaron en el camino, nosotros hemos llegado aquí porque nos apasiona lo que hacemos, porque somos fieles observadores, porque no nos visualizaríamos en otro lugar ni en otra carrera, y al igual que esos lingüistas, filósofos, críticos y escritores que estudiamos, hemos desarrollado una conciencia social que nos permitirá hacer historia si así nos lo proponemos, porque somos sensibles al arte como nuestros profesores, porque como a Samuel, nos gusta el latín; o como Irma, somos unos lectores voraces; o como Ana Laura, estamos llenos de curiosidad; o como Ángel, nunca perderemos la capacidad de impresionarnos con las cosas que el mundo nos brinda a través de las palabras. Las palabras que son nuestra única herramienta, como de los contadores los números o de los biólogos el microscopio, o quizá, como los artistas plásticos moldean el barro, nuestro deber es darle forma al pensamiento por medio de las letras. Y creo que lo que hoy más celebramos es el hecho de que por fin estamos preparados para ello, somos finalmente, profesionistas listos para emprender un nuevo viaje.

Y para cerrar citaré a nuestro querido Miguel de Cervantes: “El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”. Nosotros ya sabemos cómo leer y leer entre líneas, ya hemos andado y hemos visto, así que la sabiduría es lo que estamos cultivando, porque luego de haber sembrado durante años nuestras semillas, quizá todavía no nos toque recoger los frutos, pero estamos viendo una esperanza germinar, pues hace unos minutos subimos esas escaleras en calidad de universitarios, y las bajamos convertidos en Licenciados en Letras Españolas. Muchas felicidades.

¿Quieres escucharlo en video?:

8 opiniones:

Fátima dijo...

Arriba Tampico!



Yo estaba tan feliz ese día, enserio, escuchandote hablar, con tu discurso todo bonito ::).

Casi que estaba lloradon pero la persona que iba conmigo estaba de caguengue conmigo jeje.



(las paletas son de santa isabel, kika jeje)


Que tan bonito discurso.

Payoman dijo...

...Hell yeah...

Erika Said dijo...

Síiii jaja luego me acordé de lo de las paletas xD

Dah!


Los de Santa Bárbara habrán dicho "y muy chihuahuense que se cree.. ¬¬" ja

·A· dijo...

Me llena de orgullo que algunas cosillas del msn lo pusiste en el discurso, no por que me eligieras a mi para papalotear, sino por que ese discurso forma parte de todo lo que fuimos en la carrera. Kika aprendí mucho de tí, gracias por permitirme ser tu confidente y aprender de ti. De todo corazón sé que te va a ir excelente en lo que hagas, te lo mereces. Y yo te quiero.

Enrique dijo...

Se me hizo mucho más corto, un discurso muy priìsta pero ameno, la verdad me sentí identificado con él, pero te voy a extrañar mucho y a muchos de letras a quienes realmente siento mis compañeros, más que a los de mi carrera por mucho. Felicidades !!!

Xoyoco Luperca dijo...

Muchas felicidades,Kika! Me siento muy orgullosa de ti, especialmente porque sé que éste es solo el primer paso para un futuro mucho más rico en experiencias, conocimientos y afectos.

Te amo,amiga =).

Pd. Me llegó la convocatoria que enviaste. Tengo que efectuar una selección de textitos pa' remitirla y ver mis posibilidades de asistir, pues ahora trabajo en UPN y todos mis lapsos están calendarizados =/.

Mate de coca dijo...

qué bonito, felicidades!

Reiner Mora dijo...

Mucho mejor que el mío ! jeje. Felicidades ;)

 
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