jueves, 13 de junio de 2013

5 razones por las que eres un mal escritor.

Nadie es nadie para juzgar, pero muchas personas que van a talleres literarios asisten porque buscan una opinión sobre sus textos, aunque la mayoría busca un cómplice, alguien que les diga: "sí, está muy lindo tu poema, qué interesante tu cuento".
Antes de llamarte a ti mismo "escritor" y atreverte a dar tus textos a un lector o a una editorial, lo primero es escribir, escribir y escribir. Así que aquí van algunas razones por las que, creo yo, tus poemas o relatos son chafas o no molan (o de cómo ser un buen escritor): 

1. Eres flojo. 
Hay que admitirlo, pasas demasiado tiempo en Facebook compartiendo articulos de literatura -que ni tú has leído-, copiando y pegando frases de escritores en Twitter, pero, ¿cuándo fue la última vez que te sentaste a escribir un cuento o un poema? Ni hablar de una novela... ¿Hace una semana, un mes, un año?
Para mí, el escritor es esa persona enferma, que no puede dejar de escribir ni un día.
Si tú eres de los que van a los encuentros literarios a leer tu poemita de toda la vida (sí, aquél que le escribiste a tu novia de la prepa) y tomas mil fotos para que las vean tus conocidos en Instagram, pero puedes pasar más de una semana sin escribir un párrafo, mejor dedicate a otra cosa.

2. No lees.
Este es uno de los errores más cometidos. En un taller al que asistí, un compañero mayor dijo, súper orgulloso: "uh, yo he escrito mucho más de lo que he leído". FAIL. No, señor, eso no puede ser, ¿qué atrocidad nos da a leer si no tiene idea de cómo se escribe? 
Si realmente la literatura es una pasión (porque escribir es hacer literatura), hay que tomar nuestra inspiración de los grandes autores, aprender las reglas del juego, saber la historia de nuestro arte, tener nuestras influencias que bien pueden ser los clásicos griegos o lo más reciente de Enrique Vila-Matas, pero para confeccionar nuestro estilo propio, debe haber tela de dónde cortar.
 
3. Eres descuidado.
La palabra "texto" viene del latín "tejer". Escribir es hacer un tejido de palabras, diseñar, armar, perseguir la estética de lo que se escribe, a través de leerlo y releerlo hasta que estés contento con el resultado. Después el editor -o el compañero del taller- dará una segunda (re)visión, lo cual es crucial, pues se trata de una mirada desapegada al texto (a veces los escritores guardamos fidelidades al cuento que escribimos durante el viaje de nuestras vidas, sin darnos cuenta de que es aburridísimo).

Ser autocríticos. En cualquier arte hay elementos que no se deben dejar de lado, como el (buen) gusto que al menos tú y un par de otros freaks como tú han de compartir, la creatividad y la capacidad de imaginar. Para escribir, uno debe buscar hacer algo original, en lugar de copiarle el estilo a Sabines y clavarse con el Realismo Mágico como si no existieran cientos de movimientos más. Pero también es culminante convertirnos en nuestro propio verdugo cuando se trata de juzgarnos a nosotros mismos.

4. No sabes crear un cuerpo de trabajo.
No solamente en la literatura, sino en cualquier arte, debes ser organizado. Cuando un artista plástico tiene una exposición, hace una serie de pinturas que llevan elementos similares de forma que se conectan entre sí y conectan a la vez con un tema y un título. Esto es algo que a mí me tomó tiempo entender, pero como poeta es fácil, ya que por períodos de tiempo nos atormentan las mismas obsesiones y, sin querer, vamos creando una serie de piezas que comparten un tema.
Es un desafío más grande con la narrativa, pero se puede lograr si uno sabe bien qué es lo que quiere comunicar, y trabaja duro por sacar un cuerpo de trabajo "totalitario" en lugar de una ensalada de temas o estilos. No es que la ensalada no venga bien, a todos nos encanta la variedad, pero igual habría que organizarla bajo un título atractivo que remita a lechuguita y aderezos que nada tienen que ver entre sí, pero saben deliciosos cuando se comen juntos.

5. Estás demasiado preocupado por publicar.
Emily Dickinson dijo que "publicar no es parte necesaria de un destino literario", porque la escritura es una cosa, y el querer ser un rockstar con tus libros, es otra. 
El problema es que, en lugar de salir a la calle a vivir las experiencias que te inspiran a escribir, o de leer, ¡o de escribir!, pasas horas buscando convocatorias para concursos y publicaciones en antologías, gastas dinero y fuerzas en juntar material y enviarlo por paquetería al Sistema Nacional de Becas, donde compites con miles de escritores como tú. ¿Y adivinas quién se sacará esas becas, quien será publicado en la editorial de tus sueños? El que se pasó perfeccionando su técnica y escribiendo durante las mismas tardes que tú dedicaste a buscar concursos en Google.
Ese escritor que invirte todo su tiempo en una sola novela, en un solo poemario, para tratar de crear su obra maestra, se dará cuenta que por sí solos llegan los premios y las ofertas de publicación.

 
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