lunes, 23 de julio de 2012

Midnight City de M83: el refugio de los freaks.

Ya que están escuchando la música de mi reproductor (al cual pueden ponerle pausa en cualquier momento aquí a la derecha), he decidido escribir sobre el video musical Midnight City de la banda M83, el cual me hizo reflexionar sobre el papel que jugamos algunas personas de mi generación quienes, hace muchos años en la secundaria, fuimos considerados los freaks e inadaptados de nuestros entornos sociales, demostrando desde entonces una personalidad que se negaba a seguir las normas de la cultura dominante. 

Y en eso encuentro mucho parecido con los niños índigo del video de M83. Niños con poderes inimaginables que son reclutados en un centro donde -aprovechando que aún son niños- se les va a moldear para que actúen de la manera que quiere la sociedad, o el gobierno, o quien sea que los tenga ahí.

Esos niños éramos nosotros. En la mayoría de los casos que conozco (de amigos y conocidos), esas personalidades únicas mutaron en una agudeza intelectual y una sensibilidad con respecto a las pasiones que a cada uno nos han movido desde siempre: los melómanos siguieron la vertiente de la música independiente, otros se internaron en las novedades del diseño gráfico o el arte, los menos en la literatura, el anime, el cine, el teatro, las ciencias sociales e incluso en carreras como Ingenierías, Matemáticas Aplicadas, Psicología, Biología o Medicina, logrando ser exitosos o al menos fieles representantes de sus campos de estudio.

Para este tipo de personas que yo conozco bien -y que sin embargo hoy viven muy lejos de mí-, todo va relacionado a la búsqueda de un entendimiento del mundo por medio de lecturas de hechos históricos, canciones, piezas fílmicas, libros de cómics o de autores que admiramos (ya seans héroes de las artes, de la fantasía o de las ciencias).

De esta admiración y re-lectura de nuestros ídolos, hemos pasado por un proceso liberador que fue de la imitación, a la asimilación, a la apropiación, a la expresión personal, y así muchos de nosotros terminamos haciendo nuestros propios intentos creativos: arte, música, textos, visuales, ropa, videojuegos, formulas. Un mejor entendimiento del mundo.

Así que insisto que los niños de Midnight City nos representan, pues también nosotros decidimos salir de esa "escuela" en la que se nos iban a enseñar las reglas de un juego que no deseábamos jugar. Y aunque en algún punto sentimos miedo (como le pasa a los niños en el video de M83 cuando los adultos los persiguen por el bosque), nosotros preferimos ser libres, ir más lejos, probar nuestra fuerza a solas y como lo hace ver mi parte favorita del video (cuando el niño está solo, dando la cara al sol, y de repente su compañera lo toma de la mano): sabemos que no estamos solos en este mundo y que caminamos junto a los demás freaks, si no es en persona, al menos a través de esa "ciudad a la media noche" que es la Internet.

sábado, 21 de julio de 2012

Yo la quiero por muchas más razones que vosotros

Carlos Salem

No hace falta que me digáis eso de que perdéis la cabeza
por eso de que sus caderas...
ya sé de sobra que tiene esa sonrisa
y esas maneras y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da
pero además la he visto seria ser ella misma
y en serio que eso no puede escribirse en un poema

por eso, eso que me cuentas de que mírala cómo bebe las cervezas
y cómo se revuelve sobre las baldosas
y qué facil parece a veces enamorarse

todo eso de que ella puede llegar a ser ese puto único motivo
de seguir vivo
y a la mierda con la autodestrucción...
todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé
desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre

pero no sabes lo que es caer desde un precipicio y que ella aparezca de golpe y de frente
para decirte, venga, hazte un peta y me lo cuentas
no sabes lo que es despertarte y que ella se retuerza y bostece,
luego te abrace,
y luego no sepas cómo deshacerte de todo el mundo.
así que supondrás que yo soy el primero que entiende
que pierdas la cabeza por sus piernas
y el sentido por sus palabras
y los huevos por un mínimo roce de mejilla.

que las suspicacias,
los disimulos cuando su culo pasa,
las incomodidades de orgullo que pueda provocarte
son algo con lo que ya cuento.

quiero decir que a mí de versos no me tienes que decir nada,
que hace tiempo que escribo los míos.
que yo también la veo.
que cuando ella cruza por debajo del cielo sólo el tonto mira al cielo.
que sé como agacha la cabeza, levanta la mirada y se muerde el labio superior.
que conozco su voz en formato susurro
y formato gemido
y en formato secreto.

que me sé sus cicatrices
y el sitio que la tienes que tocar en el este de su pie izquierdo
para conseguir que se ría,
y me sé lo de sus rodillas
y la forma de rozar las cuerdas de una guitarra.

que yo también he memorizado su número de telefono
pero también el número de sus escalones
y el número de veces que afina las cuerdas antes de ahorcarse por bulerías.
que no sólo conozco su última pesadilla,
también las mil anteriores,
y yo sí que no tengo cojones para decirle que no a nada
porque tengo más deudas con su espalda
de las que nadie tendrá jamás con la luna
(y mira que hay tontos enamorados en este mundo).

que sé la cara que pone cuando se deja ser completamente ella,
rendida a ese puto milagro que supone que exista.

que la he visto volar por encima de poetas que valían mucho más que estos dedos,
y la he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que le puso el camino,
y la he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana:
no me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo.

que lo de "mira sí, un polvo es un polvo",
y eso del tesoro pintado de rojo sobre sus uñas
y sólo los sueños pueden posarse sobre las cinco letras de su nombre.

que te entiendo
que yo escribo sobre lo mismo
sobre la misma
que razones tenemos todos
pero yo muchas más que vosotros.

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