"Even though vanity is considered a negative
because of the emphasis on external appearances,
I see it as their (women's) right of freedom.
The world of art is coming together on a level that has never been seen before
and women are using it to display their identity and fearlessness".
NOEL PALMENEZ, Machistas y vanidad.
La industria de la moda, por ser una de las banderas del capitalismo,
se ha convertido en blanco de crítica del movimiento
izquierdista a nivel global.
Entiendo la radicalidad con la que estos grupos observan
las modas, ya que están creadas dentro de un sistema al que sólo pueden accesar miembros de
la clase alta, mientras que la clase media agota sus recursos tratando
de seguir tendencias que en muchos sistemas de doctrinas espirituales o
morales, son consideradas materialistas, discriminatorias, frívolas y superfluas, al aportar cánones de belleza inalcanzables para la persona promedio.
Pero a mi entender hay tres razones por las que las
personas siguen las modas en el vestir, y estas son:
(1) Como símbolo de estatus. (2) Para realzar la imagen de su persona.
(3) Para expresarse.
Si quien lee esto alguna vez se ha preocupado por vestirse de tal o cuál forma, haga el
ejercicio de pensar cuál fue la razón, y seguramente se identificará con una de esas tres.
La primera razón a mí no me llama, la
segunda la logro sólo ocasionalmente, pero la tercera me parece interesante,
pues resulta que vestirme es como hacer una pintura, escribir un
poema, componer una canción, es jugar sobre mi cuerpo con los colores, con la forma en los
estampados, con la textura de las telas, los diseños. Y esa es la razón por la que la humanidad comenzó a experimentar con el vestir: para adornarse.
También está la anti-moda, en la que suelo incursionar (ahora ya más solía, que suelo) y la cual no es del todo visualmente desagradable, sino que busca ser transgresora y mostrar la propia individualidad desde una postura que puede ser consumista o no,
como todas las modas contraculturales (los punks, góticos, emos,
hippies, etc): imágenes que incomodan, que resultan atractivas pero extrañas, pues encarnan lo
desconocido, lo otro, a lo que no estamos acostumbrados, y eso
también tiene su punto a favor, ya que logra los tres cometidos de adornar, expresar y si se
quiere, ubicar a quien la viste dentro de un grupo determinado que en este caso se opone al mainstream o cultura dominante.
De principio parece una contradicción que yo, anti-capitalista, me
vista "a la moda", pero el secreto está en la práctica: soy partidaria de
comprar en tiendas
de segunda, de reciclar prendas en desuso combinándolas con otras
modernas,
o de plano intervenir tijeras y aguja en mis trapos viejos, aunque de
vez en cuando compro una falda, unos zapatos, un moño, como quien compra un pincel o un paquete de acuarelas.
Este gusto por el vestir y las horas invertidas en mis looks por mucho tiempo me generaron culpas de estar siendo parte de un teatro de vanidades, pero tras reflexionarlo, concluí que es una expresión de mi corporalidad, como muchos utilizan los tatuajes, los piercings, los cortes de cabello. En mi práctica personal, mi
cuerpo, mi persona misma, terminan siendo musa, artista y medio a la vez, un
medio como el lienzo o el papel, donde la ropa, los zapatos y los accesorios
vienen siendo pintura y color.
Una simple interpretación sobre cómo a algunos, la ropa nos permite expresarnos al aplicar trabajo físico e intelectual
sobre algo que tendrá un resultado visual, pues el arte tiene muchas
vertientes, pero siempre se materializa en el momento en que el artista
logra crear algo, una imágen.
Y crear imágenes sobre mí misma, imágenes que a veces se adhieren a las modas dominantes
para revelar que soy parte de un aquí y un ahora, podría ser incluso un
lenguaje que se hace cargo con mayor propiedad de la relación entre arte
y vida, algo así como el arte-objeto, pero en este caso... ¿arte-persona?