viernes, 27 de mayo de 2011

El tiempo sólo es tiempo en nuestra percepción humana

A Kenton
Amo a Elier como amo a mis piernas
a mis manos con las que lo toco
a mi cabello que cubre su cara
cuando lo miro desde arriba
igual que la luna nos ve
ejercer ese baile horizontal
en la pista acolchada de la cama
de la alfombra
entre la música que sólo escuchan
los niños autistas y los amantes
nosotros invadidos de ansiedades
de la implosión que nos sucede adentro
extrañando el pudor que desapareció en los años
cuando dejamos de ser adolescentes
poco a poco
como se va la tarde cada tarde
y llega la noche con su negro contagioso
y sus estrellas a las que solíamos viajar
Elier mientras silbábamos melodías
en el lenguaje de los recién enamorados
Elier cómo han crecido mis muslos
cómo se ha coloreado tu pecho
un monte de oscuros jardines
cómo el paso del tiempo nos hiere el cuerpo
Elier pero nos sana la conciencia
nos limpia el amor de cicatrices
nos agiganta como montañas
que formamos tú y yo en nuestro abrazo
amor nos permite observar el mundo
como un botón de flor en la palma de la mano

Yo amo a estas manos como amo al mundo
que me ha permitido probar todas sus cosas
probarte Elier más allá de mis sentidos
más allá de mis agujeros
más allá de mi lengua serpenteante
probarte Elier con el sabor de lo que no sabe
con el suspiro de lo que no huele
con la fuerza de unos dedos que no enganchan nada
con lo de adentro probarte
con lo que sólo abandona mi cerebro
cuando pego mi piel a la tuya
y entonces no sé más de mí
no sé si eres mi esposo o un niño que aún no nace
no sé si estás dentro o afuera
no sé quién está dentro de quién
no sé si poseo un cuerpo
si ocupamos un mismo espacio
me siento liviana
me escucho aplaudiendo mi nombre
soy Elier soy Erika soy nadie
somos nuestro propio Dios

viernes, 6 de mayo de 2011

La magia de los 80s

Una de las cosas curiosas de los 80s para los latinoamericanos, es que eran muy comunes las versiones traducidas de las grandes canciones (y mal traducidas, pues tenían que adecuar las letras al ritmo de la ya existente música), que nos hacían sentir más identificados con la canción, por estar en nuestro idioma en una época en la que el ciudadano común no era bilingüe. Yo no viví los 80s, pero imagino que así fue ja. Al menos me imagino que me hubiera pasado con esta rola de The Smiths:



martes, 3 de mayo de 2011

Feria Internacional del Libro de McAllen

Buena onda conocer a Jorge F. Hernández, de quién no tengo que hablarles mucho porque para eso están sus novelas y sus biografías. Sólo diré que lo entrevisté, hicimos 'click', pues es un hombre simpatiquísimo, un narrador natural que en todo momento está contando historias con esta audacia amenizadora.
Por la tarde ya estábamos cenando, él y yo y el Cónsul que se encargó de atenderlo durante su viaje a McAllen y que también es amante de los libros. Por la noche que dejamos el restaurante, había ganado dos nuevos amigos.
Creo que siempre habrá mucho qué aprender de escritores que han convivido toda su vida rodeados de las grandes figuras de la literatura, tal como Jorge, quien fue amigo de Octavio Paz y otros muchos escritores laureados. Tiene anécdotas divertidísimas sobre el mundo literario, como aquella cuando se coló a la entrega del Premio Cervantes a Fuentes, o cuando conoció al Príncipe don Felipe de España en la entrega del Príncipe de Asturias a la Revista Vuelta. Él mismo es un gran escritor y me identifiqué con sus historias de juventud, pues así como él admiró a los grandes, yo lo admiro a él y a muchos autores de su generación.
Hernández vino a McAllen promocionando 'Sol, piedra y sombras', libro que compila a narradores de la primera mitad del siglo XX, incluyendo -por alguna razón- a Alfonso Reyes, quien en realidad es del XIX je, y a Octavio Paz como cuentista, quien en realidad es más poeta. Peeero, lo que a mí me encantó del libro, es el hecho de que sea la primera antología mexicana en incluir cuentistas femeninas como Inés Arredondo, Elena Garro, Rosario Castellanos y Amparo Dávila.
La idea de la antología, creo yo, está pensada para las personas que no tienen mucha relación con las letras mexicanas. De hecho, el Fondo de las Artes de Estados Unidos la adoptó como lectura oficial para hacer a los gringos entender las grandes obras de la literatura mexicana 'contemporánea'.
Yo no la quise comprar porque a la mayoría de esos cuentistas los tengo por separado, pero en cambio, Jorge me hizo el honor de regalarme sus dos novelas "Requiem por un ángel" y "La emperatriz de Lavapiés", las cuales, por supuesto, se ganaron el privilegio de ser las siguientes que lea. También me dejó un autoretrato que dibujó en mi cuaderno de notas, para que 'la periodista de McAllen' no se olvide de él.

 
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