sábado, 25 de diciembre de 2010

A propósito de mi cumpleaños 25

Me voy acercando suntuosamente
al último día de mi vida
me voy acercando poquísimo a poco
al que será el último de mis soles

El hoy el mañana se muestran como acertijos por descifrar
siglos he andado sin forma
por los confines del cosmos

Hace veintiséis años me hice materia
un planeta prehistórico en el vientre de mi madre
recibió el rayo fortuito del gameto de mi padre

Se unieron mis dos partes y olvidé mi recorrido
mi viaje como energía por entre el flujo de lo eterno
a donde otra vez transito conforme sucedo en la Tierra

y suceden los minutos como han sucedido
desde que fui embrión y posteriormente arrojada
aquí donde los pensamientos se materializan en palabras:

Tengo veinticinco años y soy alguien
me dirijo sin retorno al no ser nadie
a la época en la que los años borrarán mi nombre
y éste será una sonrisa en la boca de amantes
que jamás me harán el amor sino a otras Erikas
quienes no tendrán relación conmigo más que por el código de ese nombre
la princesa eterna la flor purpúrea
crecida en los Octubres de Alemania
que muere y vuelve a crecer siendo siempre distintas flores

Anoche soñé con la Niña Erika
apenas tan inocente que la dicha le brotaba
en vibraciones doradas percibidas por mí

Me dijo que cuando crezca quiere ser una sirena
le dije que de alguna forma algún día lo será
cuando aquellas vibraciones se le vayan apagando
y quede una Erika seca de gracia
-como el renacuajo o la oruga, el pez apenas esperma-

El tiempo con su milagro le dará infinitos dolores
que una vez comprendidos traerán de vuelta su iridiscencia:

Le irá germinando –finísima- una aleta en lugar de piernas
la voz se le irá entonando hasta convertírsele en canto sacro
la marea la derribará para enseñarle a dominar las olas
sus pechos explotarán contra la sal de aquellas olas
se dejará arrastrar por las noches de tormenta
en la oscilación del mar conocerá países lejanos
le cantará a marineros que la creerán imposible

Niña Erika / despierta
y he despertado hoy con mis veinticinco años
hoy que no me duele nada
hoy que no le temo a nada
hoy que estoy dispuesta a la vida y estoy dispuesta a la muerte

estoy dispuesta a las guerras que aún no he ganado
y a los incontables sueños que aún no he soñado
donde en el futuro me apareceré ante la Vieja Erika
quien soñará a la Erika de veinticinco años
le diré / cuando crezca quiero ser como tú
quiero alcanzar la paz que alcanzaste tú

Esa noche la Vieja Erika dejará de soñar
llegará la mañana y sus ojos estarán cerrados
y permanecerán cerrados
para nunca volverse a abrir

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Soy un hecho menor, invisible y olvidable.

“Una época alberga muchos eventos menores, que ocurren en el borde del tiempo y son invisibles, o bien pasan para sus contemporáneos como excentricidades o anécdotas olvidables. Y, sin embargo, más allá de las grandes fechas, de las invasiones, las masacres y las guerras, son ellos, esos hechos, los que van a cambiarlo todo, a decidir el porvenir.”

-Severo Sarduy, Pájaros de la Playa.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

"La Cresta de Ilión" de Cristina Rivera Garza.

En el libro se habla de la desaparición como enfermedad contagiosa, hay frases como: "te conozco de antes, de cuando eras árbol", o la constante duda de si el personaje principal es mujer (aunque utiliza varias veces su pene). Todas estas son señales de una realidad alterna a la que Cristina Rivera Garza nos dirige, ayudándose de otros textos -como los de Amparo Dávila-, creando una novela llena de giros poéticos, de sensualidad, de misterio y quizá hasta de locura.

 
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