Pues leyendo al español Pérez-Reverte, me ha puesto esto en claro:
Mejicana, la llamaban. Mejicana esto y Mejicana lo otro. Se veía de buen carácter; y aunque no tuviera estudios, el acento la hacía parecer educada, con ese vocabulario abundante que tienen los hispanoamericanos, tan lleno de ustedes y de por favores, que los hace parecer a todos académicos de la lengua" (Pérez-Reverte, Arturo. La Reina del Sur. Madrid. Santillana Ed.)
Quizá así nos educaron los españoles al conquistarnos y es una cuestión cultural, pero a mí me gusta pensar que lo traemos en la sangre. Y les aseguro que entre nosotros resulta más cómodo dar por todo las gracias, hacer reverencia, pedir por favor, abrazarnos con cualquier excusa y hablarle de usted al desconocido.