La maestra de quinto grado repartió los temas de exposición entre los alumnos que se iban avalanzando en pos del aparato digestivo o el respiratorio. Nadie quiso el reproductor. Yo pensaba que se trataba de cómo nacen los cachorros, revelar el gran secreto de que no existe cigüeña alguna: los bebés salen de "la panza" de la madre, disparados por la entrepierna.
Así que valiente, elegí aquél tema.
Así que valiente, elegí aquél tema.
Me preparé con el libro de Ciencias, aprendí de memoria lo que decía sin comprender un solo concepto. Me acerqué al pizarrón y hablé de cómo se efectúa el acto sexual. Escuché carcajadas cuando describí el pene -no entendía qué era tan gracioso, ni entendía lo que era un pene, pues provengo de una familia de mujeres-. La maestra entró a mi rescate y al fin lo explicó ella. Tuve una ráfaga de sapiencia y todo cobró sentido, entonces pregunté:
Nadie pudo resolver mi duda. Crecí diciendo que cuando tuviera hijos yo no me iba a desnudar más de lo necesario. Luego me llené de esperanza cuando supe que existía la inseminación artificial, que iba a poder concebir hijos como la virgen, sin tener que tocar nunca a ningún hombre, ni ver ningún pene, ni desnudarme la parte de arriba.
--¿O sea que el hombre se introduce en la mujer por allá abajo?
--Sí --contestó la maestra, triunfal de darse a entender.
--Pero... si todo sucede sólo allá abajo, ¿por qué se desnudan la parte de arriba?
--...
--Sí --contestó la maestra, triunfal de darse a entender.
--Pero... si todo sucede sólo allá abajo, ¿por qué se desnudan la parte de arriba?
--...
Nadie pudo resolver mi duda. Crecí diciendo que cuando tuviera hijos yo no me iba a desnudar más de lo necesario. Luego me llené de esperanza cuando supe que existía la inseminación artificial, que iba a poder concebir hijos como la virgen, sin tener que tocar nunca a ningún hombre, ni ver ningún pene, ni desnudarme la parte de arriba.