La casa nunca está sucia, nada más huele a cigarro. El refri no está vacío y la cama nunca está fría. Los libros desfilan en la mesita de noche, yo tengo suficiente tiempo para no ser la que era antes, para apestarme a cloro lavando el baño, para ver películas todos los días y hasta la televisión, para releer Rayuela y escribir una etapa nueva que no me urge dejar atrás.
Momentos lindos, de adaptación, de no querer soltar al marido, de checar el periódico de ofertas para ir a la tienda más bara, y luego me le quedo viendo, siempre anda cansado y somnoliento, entonces pienso que algún día, comeremos en nuestro super comedor y llevándonos a la boca un pedazo de arrachera (de la cara ja) nos diremos, con el tono nostálgico que aún de repente suelo adoptar -pues a veces también tengo tiempo suficiente para deprimirme-: "¿Te acuerdas cuando comíamos burguers de a dolar sentados en el piso de nuestro primer depa?".
Momentos lindos, de adaptación, de no querer soltar al marido, de checar el periódico de ofertas para ir a la tienda más bara, y luego me le quedo viendo, siempre anda cansado y somnoliento, entonces pienso que algún día, comeremos en nuestro super comedor y llevándonos a la boca un pedazo de arrachera (de la cara ja) nos diremos, con el tono nostálgico que aún de repente suelo adoptar -pues a veces también tengo tiempo suficiente para deprimirme-: "¿Te acuerdas cuando comíamos burguers de a dolar sentados en el piso de nuestro primer depa?".