lunes, 23 de febrero de 2009

Máquina del tiempo que incluía un transportador cromático

Cuando esto empezó
-¿empezó si quiera?-
cuando esto empezó yo no me imaginaba que la supresión del sueño
(es decir, el insomnio)
favorecería tanto a la fantasía de ti
luego se me cumplió
o se te cumplió quién sabe
pero no dejó de ser fantasía

Entonces volamos por universos eólicos
aquí en la tierra y más allá
tocamos la noche
microscópicos como bacterias
cenamos estrellas
tomamos magma volcánica
leímos la mente de los transeúntes en el parque
y pusimos nombre a cada gota de lluvia

Robamos un carrito de super
en realidad era la máquina del tiempo que incluía un transportador cromático
entonces hondeamos la bandera revolucionaria
vimos a Borges escondidos en su closet
y los bigotes de Dalí de cerca
hicimos el amor en la cúspide de Keops
y luego tú miraste el mundo destruido
yo no quise pasearme más allá del presente
dices que el futuro es todo sintético y desolador
dices que escasea el agua
y que ni las cucarachas sobrevivieron

Yo mejor te digo que aquí nos quedemos
y no averigüemos cuándo empezó esto
y no averigüemos cuándo va a acabar

martes, 17 de febrero de 2009

Acepto

Such Great Heights, The Postal Service

I am thinking it's a sign that the freckles in our eyes are mirror images
and when we kiss they're perfectly aligned.

And I have to speculate that God himself
did make us into corresponding shapes
like puzzle pieces from the clay.

True, it may seem like a stretch,
but its thoughts like this that catch my troubled head
when you're away, when I am missing you to death.

When you are out there on the road for several weeks of shows
and when you scan the radio, I hope this song will guide you home.

They will see us waving from such great heights,
"come down now", they'll say.
But everything looks perfect from far away,
"come down now", but we'll stay...


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Creo que es una señal que las arrugas en nuestros ojos sean imágenes de espejo
y cuando nos besamos se alineen perfectamente.

Tengo que especular que Dios mismo nos hizo en formas correspondientes
como piezas de un rompecabezas de arcilla.

Es verdad, puede parecer una exageración,
pero son pensamientos como esos los que acoge mi cabeza problemática
cuando estás lejos, cuando estoy extrañándote a morir.

Cuando tú estés allá afuera en la carretera por muchas semanas de shows
y cuando busques en la radio, espero que esta canción te guíe a casa.

Nos verán saludarlos desde grandes alturas,
"bájense ya", nos dirán.
Pero todo está perfecto desde lo lejos,
"bájense ya", pero nosotros nos quedaremos (arriba).

martes, 10 de febrero de 2009

Mi discurso de graduación.

Para mis compañeros de Letras Españolas
generación 2004-2008
Cuando me vi ante la tesitura de escribir éste discurso, pensé en el orgullo que para mí implica el que me tocara hablar en nombre de mis compañeros, pues en el grupo soy la única de fuera del Estado de Chihuahua, la que viene de otras costumbres, otro estilo de vida, otro clima…

Así que la primera impresión que tuve de la ciudad y de los chihuahuenses, me la llevé en la Facultad de Filosofía y Letras, a la que yo llegué limpia de prejuicios, no como muchos de ustedes estaban acostumbrados a escuchar "que está llena de hippies que se fuman el pasto"; para mí fue como al niño se le deja en su primer día de escuela, en la entrada, sin tener idea de lo que hay detrás. Al cruzar las puertas me fui encontrando con personas amables, acogedoras, desinteresadas, gente llena de sueños, de creatividad, de planes para cambiar al mundo. Y entendí que aquí estaba mi lugar, que esos pasillos eran mi casa; los profesores y mis compañeros eran mi familia y Chihuahua ha sido desde entonces mi ciudad.

Por eso me impresionó que mi alma mater me haya elegido, que se me haya adoptado como chihuahuense hasta el punto en que hoy me encuentro aquí, encargada de darle aliento a mis colegas en el día más especial de nuestra formación como estudiantes. Hoy que nos damos cuenta de que el tiempo corre rápido, no como cuando éramos más jóvenes, hoy nuestros sueños nos alcanzan, porque nosotros no alcanzamos a nuestros sueños, es al revés, nuestro esfuerzo y trabajo nos va regalando por sí solo todas las cosas que siempre quisimos y por las que luchamos.

Así, cuando recién entramos a la facultad, después de habernos colado por el filtro del examen de admisión, los “elegidos” nos vimos por primera vez en aquél día de agosto del 2004, y tras la broma de novatada en la que todos creímos que nos quedaríamos sin celular, fuimos intuyendo quién iba a ser el vocero del grupo, quién la seriecita, quién la ñoña, quiénes los graciosos… Aunque de alguna forma teníamos mucho en común: todos habíamos sido "especiales" en los lugares de los que veníamos, "especiales" por no decir "raros", que nos encontramos en Letras bajo personalidades, tendencias y estilos de vida muy diferentes, pero con intereses similares, con un gusto desorbitado por la lectura, hasta con ideas sociales medio extravagantes, con el espíritu artista y el alma bohemia. De eso surgió el cariño y la solidaridad que nos formó como un grupo homogéneo.

Hace cinco años, unos más, otros menos, éramos todavía adolescentes con aspiraciones que caían en el idealismo, muchos queríamos ser escritores; otros, como Marce, querían ser críticos literarios; algunos llegaron con la auto consigna de hacerse los mejores maestros o querían ser periodistas prestigiados; pero la mayoría habían entrado a Letras porque no sabían ni lo que querían. Y ahora les pregunto, compañeros, ¿recuerdan la teoría de la tabula rasa que vimos con el Dr. Santoyo? Pues nosotros al entrar a la facultad éramos eso, una tablilla sin escrito, una hoja en blanco que se fue llenando conforme analizábamos la Ilíada y repasábamos el alfabeto griego, aprendíamos sobre los romanos, sobre la historia de España; cuando vimos como de rayo todos los movimientos literarios con el maestro Macín, luego sufrimos descifrando el español medieval, aprendimos a redactar y muchos de nosotros supimos que se dice “camuflado” y no “camuflajeado”; nos familiarizamos con nombres extraños como Wellen y Warren, Beristáin, Tomashevski, Saussure, repasamos lo que tanto habíamos visto en la secundaria sobre el sujeto, el predicado, el verbo y aprendimos a admirar la literatura desde su más remota expresión hasta las chiflazones de los vanguardistas, para poder comprender la de nuestros días.

Así que esa tablilla en blanco hoy es un libro entero, quizá aún no tan grueso como El Quijote, pero invaluable porque contiene, no sólo el conocimiento que adquirimos en las clases, sino las experiencias extra muro que el estar en Letras Españolas fuimos acumulando: las noches sin dormir por pasarla leyendo, las caminatas hacia la cafetería de Don Meny, las tardes en el patio tomando café, los pasteles cada que alguien cumplía años, el baby shower de Karla, el de Christian, la despedida de soltera de Yuriko, las horas libres en casa de Buba, los convivios en casa de nuestros compañeros cuando Héctor decía que no comíamos por comprar libros; la fiesta de novatada, las posadas, las muestras gastronómicas, el bar San Juan que todos pisamos alguna vez. ¿Y cómo olvidar a la "reina" de nuestra generación?… Viajamos juntos a congresos en el El Paso, Hermosillo, Puebla, a la Feria del Libro en Guadalajara, y el servicio social con el que muchos pudimos conocer las leyendas de Chihuahua y probar las paletas de Santa Bárbara, las noches de lectura improvisada con el profe Toño, los repetidos paseos a la fotocopiadora, los trabajos en equipo, las clases de los sábados con la maestra Vicky, el juntarnos a estudiar en la biblioteca o cuando comparábamos de cuántas cuartillas nos habían salido los ensayos del profe Vladimir, los comentarios simplones de Alejandro -mejor apodado Shófocles-, el estrés que nos producía la maestra Mónica con sus maratones, revistas y semblanzas, las exposiciones sin lágrimas y con lágrimas, la solidaridad para reclamar salón, el cambio de un examen o la forma de evaluar. Porque fuimos una generación berrinchuda, y eso lejos de ser un defecto, creo que indica una aptitud para la lucha, para alcanzar nuestras ambiciones a costa de perseverancia, siendo así, como proponía el Master Payán: "los futuros pensadores capaces de transformar a la sociedad por medio de la literatura y su análisis".

Así que espero, compañeros, que se sientan hoy como todo lo que en aquél primer día de clases deseaban ser, porque el futuro nos pisó los talones y de repente ya no somos los adolescentes, casi niños de primer semestre. Pasamos por todo un proceso evolutivo, cometimos errores y aprendimos de ellos, nos hicimos más críticos, muchos hasta cambiamos de look, experimentamos nuevas amistades, forjamos relaciones estables, comprendimos que se debe estudiar por gusto y no por responsabilidad, supimos que hay que estar siempre concientes de nuestros actos y sus consecuencias, para mejor "actuar consecuentemente".

Y en fin, aprendimos como universitarios, gracias a las oportunidades que la UACh nos brindó, pero sobre todo debido a los deslices y aciertos que tuvimos a lo largo de estos años, pues recuerden que lo que hemos vivido, bueno o malo, nos hace quienes somos ahora. Así que no miren atrás, ni traten de ver muy lejos hacia adelante, vivan su presente con la más plena conciencia, disfruten las cosas simples: el atardecer, el calor de las cobijas en el invierno, su canción preferida en la radio o la compañía de sus seres queridos, disfruten el viaje y no el destino, porque al disfrutar el viaje, el destino termina siendo lo de menos. Así cada vez que miren su diploma colgado en la pared como un trofeo, recuerden humildemente que aún somos estudiantes de las cátedras que nos da la vida.

Mi consejo para ustedes, Licenciados en Letras Españolas, es que sigan haciendo lo que aman, acuérdense que de entre los compañeros que se quedaron en el camino, nosotros hemos llegado aquí porque nos apasiona lo que hacemos, porque somos fieles observadores, porque no nos visualizaríamos en otro lugar ni en otra carrera, y al igual que esos lingüistas, filósofos, críticos y escritores que estudiamos, hemos desarrollado una conciencia social que nos permitirá hacer historia si así nos lo proponemos, porque somos sensibles al arte como nuestros profesores, porque como a Samuel, nos gusta el latín; o como Irma, somos unos lectores voraces; o como Ana Laura, estamos llenos de curiosidad; o como Ángel, nunca perderemos la capacidad de impresionarnos con las cosas que el mundo nos brinda a través de las palabras. Las palabras que son nuestra única herramienta, como de los contadores los números o de los biólogos el microscopio, o quizá, como los artistas plásticos moldean el barro, nuestro deber es darle forma al pensamiento por medio de las letras. Y creo que lo que hoy más celebramos es el hecho de que por fin estamos preparados para ello, somos finalmente, profesionistas listos para emprender un nuevo viaje.

Y para cerrar citaré a nuestro querido Miguel de Cervantes: “El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”. Nosotros ya sabemos cómo leer y leer entre líneas, ya hemos andado y hemos visto, así que la sabiduría es lo que estamos cultivando, porque luego de haber sembrado durante años nuestras semillas, quizá todavía no nos toque recoger los frutos, pero estamos viendo una esperanza germinar, pues hace unos minutos subimos esas escaleras en calidad de universitarios, y las bajamos convertidos en Licenciados en Letras Españolas. Muchas felicidades.

¿Quieres escucharlo en video?:

jueves, 5 de febrero de 2009

Flaubert

"El futuro nos tortura, el pasado nos encadena. He aquí porqué se nos escapa el presente." -Gustave Flaubert

 
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