lunes, 16 de agosto de 2010

El Internet, ¿un vicio o una ciberreligión?

Cuando el huracán del 28 de junio, publiqué en mi Facebook la siguiente frase: “Huracán Alex: llévate los árboles, llévate la luz, pero no te lleves el Internet”, lo cual sucitó polémica entre mis contactos fanáticos de la red (como yo) y los que aún se niegan a un mundo dependiente de las tecnologías.

Yo a mi amor por el ciberespacio siempre lo he llamado vicio, ahora sé que Margaret Wertheim lo entiende como una suerte de religión. Y al respecto, Naief Yehya comenta: “Esta ciberreligión más que referirse a un sistema organizado de dogmas y creencias se refiere a una re-ligación con lo inmaterial y corresponde a un credo heterodoxo que fusiona mitos, ciencia y fantasías de cómic y que ofrece al cibernauta la posibilidad de redimirse, de alcanzar la sabiduría, de encontrar el amor, de crear una especie de vínculo con lo divino, de satisfacer todas sus aspiraciones materiales e incluso de reinventarse una o más personalidades”.

Y es verdad, hoy en día debe haber muchos otros seres humanos además de mí, con crisis de fe, buscando cómo acercarse a lo espiritual sin encontrar respuestas claras, hombres y mujeres que cada vez se vuelven más escépticos (como yo que he llegado al punto de considerar ignorantes, inocentes o neuróticos a todos aquellos que creen en brujerías y en lo sobrenatural).

Ahora que leí este texto de Naief Yehya titulado Homo Cyborg: dependencia, fascinación y obsesión tecnológica del hombre del siglo XXI, entiendo que soy sólo el resultado de mi época, un ser llenando un vacío con todo eso que la Internet me ofrece, pues no tengo que ir a ningún lado para entablar la conversación que antes tenía con mis amigos en el café, ni arreglarme una hora para verme bien (cuestión de buscar una buena foto y ponerla de display), no necesito comprar discos para poder oír música, ni libros para poder leer, ni enciclopedias para poder obtener información; no necesito mapas para llegar a ningún lado, ni doctores para saber qué medicina tomar, es más, ¿quién desea poseer un cuerpo (con lo molesto que es: tener hambre, tener sueño, tener ganas), cuando todo está al alcance de un click en esta otra dimensión denominada ciberespacio?.

Ahora me declaro seguidora (conciente) de la religión digital.

7 opiniones:

alexander wyrd dijo...

hahaa leia tus datos personales y se me vino a la cabeza inmediatamente "letania de mis defectos" de pita amor.
en la persistencia de la historia y en los sentidos de los jovenes esta el futuro del arte, solo es custion de que como los planetas sufran una alineacion y puedan estar de una vez en una dimension sin verse extraño

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Como dijo Andrés Roemer en su entrada de "In google we trust":Pero Internet no tiene la verdad, tan sólo mucha información y Google no es un ser omnisapiente capaz de satisfacer nuestra curiosidad para conducirnos a la verdad. Es sólo un medio para conectar mentes inquisitivas."

Te recomiendo que leas la entrada completa para ampliar mejor los horizontes sobre el tema: http://www.andresroemer.com/blog/es/?p=347

Saludos Kika

Marisol Vera Guerra dijo...

¿Inocente o neurótica?, Esta red de fantasmas electrónicos navegando bajo mi piel es lo más sobrenatural que he hallado. Los gorjeos de las computadoras son como la voz que emerge de la zarza ardiente.

hulkson dijo...

Yo opino que es un vicio, al menos así lo veo yo, la verdad es que es parte del ocio de todos nosotros y el ociohasta cierto punto es bueno, es como perder el tiempo pero en algo no tan provechoso pero que sigue siendo provechoso, haha no se si me explique, pero algo está claro, el internet es algo fundamental en nuestra vida diaria :D

saludos!

Ricardo Tello Tovar dijo...

Una dedicatoria a este artículo.

http://elcafedelasdosydiez.blogspot.com/2010/09/critica-sobre-el-internet-que-no-es.html

Carlos Parra? dijo...

Creo que puede ser un vicio o bien una religión virtual y más aún: las dos cosas, pues un vicio suple una necesidad de llenar algún vacío, y en esta edad que estila al escepticismo como religión, encontramos en el internet la panacea a nuestras necesidades como 'animales sociales' y en lo relativo al espíritu.

Así, nos sirve para calmar la moral intelectual, desatar las pulsiones internas, extender la comunicación e incluso buscar orientación espiritual.

No sé cuál uso es el que más le das TU, pero si alguna vez llegas a sentir culpa por el exceso de horas en el cibermundo (como a mi me pasa a veces), aquí te dejo el sabio aforismo de John Lennon que reza: "Time you enjoy wasting, was not wasted." ;)

 
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